jueves, 13 de marzo de 2008

Como cortar una mala racha de juego

¿Cómo cortar una racha de juego?

LA PSICOLOGÍA Y EL DEPORTE

Pep Marí PSICÓLOGO - 13/12/2007 03:00

En un cuarto de hora el Espanyol le endosó tres goles al Zaragoza en La Romareda. En ese mismo partido, en cinco minutos el Zaragoza le marcó dos goles al Espamyol. El partido duró 90 minutos, pero se resolvió en tan sólo 20. Dos rachas de juego bastaron para sentenciar el encuentro.

La gente piensa que un equipo entra en racha cuando todo le sale bien. Y es justo al contrario, le sale todo bien porque antes ha entrado en racha. Un equipo entra en este estado de gracia cuando consigue un ajuste perfecto en todos los aspectos psicológicos que participan en la competición.

Un equipo está en racha cuando el nivel de alerta de sus jugadores es el justo, ni se pasan de vueltas, ni están demasiado relajados. Ni cometen errores por precipitación, ni tienen dificultades para anticipar la acción del rival. Cuando el equipo está en este estado los jugadores no están pendientes de qué pasará si fallan, sino de lo que tienen que hacer para no fallar. Todos tienen claro el objetivo y tienen un punto de confianza extra en sus posibilidades.

De esta forma describiría el estado psicológico de los jugadores blanquiazules durante los instantes en que marcaron consecutivamente tres goles al Zaragoza. El ritmo de juego era muy fluido, los jugadores leían perfectamente el partido, las jugadas enlazaban a la primera y la definición era perfecta. Lograban que jugar tan bien pareciera fácil.
¿Qué hubiera podido hacer el rival para cortar esta buena racha de juego?
Interrumpir el partido, sorprender al rival y tener paciencia. Alguna de estas estrategias sí que fue bien utilizada por los maños; de lo contrario no hubieran podido frenar la racha de los pericos y empatar el partido.

Interrumpiendo el partido se consiguen dos objetivos, cortar el ritmo del rival y ganar tiempo para reajustarse. He visto cómo los responsables de la organización apagaban la luz de la piscina para interrumpir el juego del rival. He visto cómo jugadores profesionales simulaban lesiones para dar tiempo a los suyos a reorganizarse y a recuperarse del esfuerzo. He visto también cómo tenistas se ausentaban de la pista con la excusa de ir al servicio o pedían la presencia del fisioterapeuta para interrumpir el juego del contrario. Muchos de los tiempos muertos se utilizan para introducir variantes en el sistema de juego. A veces un ajuste psicológico es más útil que un cambio táctico.

Sorprender al rival constituye una excelente estrategia para desajustarlo. El rival, una vez sorprendido, se va a limitar a reaccionar (ya no actuará conforme a lo planificado). Puestos a reaccionar, cabe la posibilidad de que el rival reaccione tarde y mal.

Algo semejante ocurrió en La Romareda cuando, diez minutos después del descanso, fue expulsado un jugador local. En alguna tertulia he llegado a escuchar que el jugador provocó la expulsión, buscando un revulsivo para los compañeros. Y aunque no hubiera sido de forma intencionada, consiguió romper el partido. Ya no valía esforzarse al 100% para buscar el empate.

Para suplir al expulsado hacía falta esforzarse al 120% (con lo que se aseguraba la misma actitud que estaba poniendo el Espanyol). Con diez hombres el Zaragoza pierde la vergüenza y se pone a atacar sin complejos. Producto de esta actitud ofensiva marca un gol en inferioridad y, ahora sí, sorprende al rival. El Espanyol pierde el orden y enseguida encaja el empate.

A veces, aquello que resulta más efectivo para cortar una racha es tener paciencia. Las rachas no duran siempre, de lo contrario dejarían de ser rachas. Es muy difícil mantener el ajuste psicológico durante 90 minutos seguidos. Tarde o temprano, el equipo flojeará. Es una buena estrategia aprender a reconocer este momento y aprender a aprovecharlo. Si el Zaragoza hubiera puesto en práctica esta pauta no hubiera tenido que apelar a la heroicidad. Si hubiera aprovechado la relajación en la que cayó el Espanyol después de marcar sus tres goles, hubiera podido empatar el partido. Pero no al final, en la media parte.

Muchos afirman ahora que el Espanyol está en racha porque lleva once partidos consecutivos sin perder. Esto no es una racha, esto es haber dado con un sistema de juego que rentabiliza los puntos fuertes de los jugadores de la plantilla de que dispone el técnico Ernesto Valverde. A ver si ahora al saber jugar le vamos a llamar estar en racha

lunes, 10 de marzo de 2008

Luther Blissett, el delantero equivocado...


Blog La historia de Luther Blissett podría resumirse sólo con su nombre. ¿Por qué? Porque es un nombre desconocido para la mayoría de los aficionados, porque es sinónimo de superación y de lucha contra las barreras raciales o porque simboliza la gloria efímera y el anunciado fracaso.

Blissett fue uno de los primeros futbolistas negros que jugó con la selección inglesa, pero salvo por este tema, nada baladí indudablemente, sus cualidades nunca le hubieran permitido pasar de ser uno más de esos delanteros criados en el fútbol británico, de gran fortaleza física y que no logran mantener una relación fluida con el balón. Sin embargo, el Milan se cruzó en su camino a comienzos de los 80 para facilitarle sus 15 minutos de fama. Lo que vieron en él los técnicos milanistas es un misterio que nunca se desveló.

Nacido en Jamaica en 1958, la vida de Blissett cambió al final de la temporada 82/83, cuando el Milan decidió pagar un millón de libras por él. Todavía no lo sabía, pero esa campaña recién terminada iba a ser la mejor de su carrera. Contribuyó con 27 goles al subcampeonato liguero del Watford, el club que durante un tiempo fue propiedad del cantante Elton John, y se hizo un hueco en la historia del equipo al firmar cuatro tantos en un partido que finalizó con victoria por 8-0 contra el Sunderland.

Sin embargo, ni sus cifras de goles ni su traspaso al Milan consiguieron engañar a quienes seguían al Watford en aquella época. En el entorno del club siempre se mantuvo que los italianos se equivocaron de delantero y ficharon al malo. El bueno, sostenían, no era Blissett, sino otro jugador también de color, pero de una técnica depuradísima y de fútbol exquisito, John Barnes, quien años más tarde se convirtió en una de las grandes estrellas del Liverpool y de Inglaterra.

En la Serie A, Blissett sólo fue capaz de anotar cinco goles en los 30 encuentros que disputó y su estancia en San Siro no pasa de ser una anécdota en la historia del club. Finalizado el campeonato, al Milan le faltó tiempo para enviarlo de vuelta al Watford, que lo recuperó por 550.000 libras, la mitad de lo que menos de un año antes habían pagado los milanistas. Entre medias le llegó el debut con Inglaterra. En su segundo partido con los Pross, y primero como titular, logró un hat-trick en el triunfo por 9-0 ante la débil Luxemburgo. No volvió a marcar en los otros 12 encuentros que disputó con Inglaterra. Así era Luther Blissett, rebautizado por los ácidos, sensacionalistas y exagerados tabloides británicos como ‘Luther Missitt’ por sus dificultades para encontrar el camino hacia el gol.

“Los grandes trabajos siempre me han olvidado”

De regreso a Inglaterra y recuperado el anonimato, Blissett continuó sumando partidos y goles, no a la misma velocidad, con el Watford, hasta alcanzar los 158 tantos en 415 encuentros. Se retiró en 1994 en el Mansfield Town, último trayecto de una carrera que también le llevó al Bournemouth, Bury y West Bromwich Albion.

Comenzó dos años después una infructuosa etapa como técnico en el Chesham United, un modestísimo club aficionado. Después de pasar por el Newport County y el Portsmouth, Blissett dirigió su vida hacia otros caminos. El poco éxito en los banquillos no lo atribuye a un problema de conocimientos, o a la falta de ellos, según se mire, sino a prejuicios raciales. “Los grandes trabajos siempre me han olvidado. No sé por qué. Ves demasiados jugadores negros con talento intentando hacerse un sitio en el mundo de los entrenadores, pero eso nunca pasa. Mientras, ves a blancos que consiguen trabajos sin tener ninguna cualificación”.

En la actualidad, Blissett está inmerso en un proyecto que nada tiene que ver con el fútbol. Trabaja en la puesta en marcha de una escudería llamada Windrush Motorsport para correr en Le Mans en 2009. “Nuestro objetivo es que haya más pilotos negros en el mundo del motor”. La lucha por acabar con las barreras raciales y la discriminación continúan presente en su vida.

The Luther Blissett Project

Las curiosidades sobre Luther Blissett van más allá del fútbol, ya que su nombre inspiró a un grupo anarquista italiano llamado The Luther Blissett Project. “No tiene nada que ver conmigo. Ellos sólo adoptaron mi nombre, porque había muy pocos jugadores negros en Italia cuando yo estuve allí. Es un grupo político, que también publica libros”, se justificó Blissett.

Este grupo comenzó a funcionar en 1994 y bajo ese seudónimo cuatro jóvenes de Bolonia, de entre 26 y 35 años, Federico Guglielmi, Luca di Meo, Giovanni Cattabriga y Fabrizio P. Belletati, publicaron en 1999 la novela Q. Toto, Peppino e la guerra psichica 2.0 es el título de otra de sus novelas.

Posteriormente, este grupo renunció a la etiqueta de Luther Blissett y se involucró en un nuevo proyecto bautizado como “Wu-Ming”, que en chino mandarín significa ‘sin nombre’.

Óscar García

Viva el futbol...

Educación deportiva...

El deporte más educativo

El deporte más educativo empieza en la grada.

En los últimos años, observadores de las competiciones deportivas infantiles veían cada vez con más preocupación que los niños y niñas se tomaban demasiado en serio la faceta competitiva, incluso en las edades de iniciación. Ataques e insultos entre padres y madres de diferentes equipos, actitudes beligerantes hacia los árbitros, agresiones entre los propios jugadores dentro del campo de juego, eran síntomas de un mismo problema que hicieron saltar las alarmas. Ayuntamiento, entrenadores y árbitros se han puesto como desafío recuperar la esencia educativa del deporte, la que permite caracterizarlo como una escuela de valores.

Hace poco más de un año las concejalías de Deportes y de Infancia y Juventud pusieron en marcha la campaña ‘Por un deporte educativo’. Y para que la voluntad de premiar la deportividad sobre la competitividad quede bien clara, este año se ha adoptado una medida pionera: en las ligas municipales no federadas, y desde los niños más pequeños hasta la categoría de infantil, desaparecen las clasificaciones por resultados en todos los deportes de equipo, y son reemplazadas por clasificaciones elaboradas a partir de una valoración de las conductas deportivas que harán los árbitros y los entrenadores de ambos equipos. La nota significativa es que no se valorarán sólo las actitudes de los participantes, sino que a la hora de evaluar a un equipo también influirán las conductas de sus entrenadores y de la afición.

El sábado 10 de noviembre fue la jornada inaugural de los Juegos Deportivos Municipales Infantiles. RD se desplazó a los campos de fútbol “El Vivero”, en el Parque del Encuentro, entre Pablo Iglesias y Covibar. Queríamos conocer de primera mano la opinión de los protagonistas sobre esta nueva modalidad de clasificación de los equipos.

PASARLO BIEN
Empezamos por los principales protagonistas: los jugadores. Raúl, 8 años, integrante de la Escuela Municipal de Fútbol desde hace tres y actualmente en categoría benjamín, lo tiene bien claro: “Yo juego al fútbol para pasármelo bien y tocar balón. Y además tengo mucho amigos en el equipo”. Raúl es un defensa fuerte y aguerrido, y lo demuestra en el campo. “Pero siempre juego limpio”, aclara. No le importa que el resultado del partido no sirva para puntuar: “Lo importante es pasarla bien con los amigos”. De la misma opinión son Aitor, ‘Javitxu’ y Alex, quizás porque los tres son delanteros y están acostumbrados a recibir alguna que otra patada. “Nos gusta el fútbol y lo único que queremos es practicarlo”, dicen ansiosos mientras esperan el inicio del partido.

Recuperar el placer de jugar, independientemente del resultado de los partidos, es uno de los objetivos principales del las autoridades municipales. “Los niños y niñas en edad escolar quieren jugar y divertirse con sus amigos, y no les importa el resultado. Muchas veces son los padres y las madres los que centran el interés en el marcador, cuando lo realmente importante es saber si se lo han pasado bien”, explica Raúl Sánchez, concejal de Deportes.

Nos vamos a la grada para conocer la opinión de los padres. Mar Aceños, madre de Diego, destaca que “hacer deporte es muy importante para que el niño esté activo”. Joaquín Becerra, padre de Aitor, destaca que “lo importante es que practique la disciplina que le gusta, en su caso el fútbol, y verlo disfrutar con el grupo impresionante de amigos que ha hecho aquí”. Javier Cuenca, padre de ‘Javitxu’, cree que “el deporte es bueno para que se forme como persona, y al mismo tiempo es una forma de apartarlo de los vicios”. De la misma idea es Ángel Toribio, padre de Aitor, quien agrega que “el deporte es parte fundamental de su desarrollo físico pero también de su aprendizaje social, porque aquí aprenden a ser parte de un equipo, a relacionarse con niños de otros barrios y culturas, la disciplina, un montón de cosas…”. Joaquín, Javier y Ángel forman fuera de la cancha el mismo equipo que sus hijos dentro: “Nos conocemos desde hace tres años y ya somos una pequeña familia. Nos juntamos fuera del fútbol, los chavales se han hecho amigos y quieren verse en la semana porque no van al mismo colegio”, nos cuenta Joaquín.

Si bien todos los padres y madres coinciden en el papel relevante que ocupa el deporte en la educación de sus hijos, no hay unanimidad a la hora de valorar la decisión de premiar la deportividad en lugar de la competitividad. Los hay que apoyan la decisión sin reservas, como Javier, quién cree que “es una idea fantástica, porque lo que queremos es que los niños lo pasen bien y disfruten del deporte”. Ángel también considera que “es una iniciativa genial, porque sabiendo que no va a haber un campeón lo único importante es que lo disfruten”. Mar se suma al coro favorable a esta iniciativa y destaca que “bastante competitivo es el mundo en todos los terrenos, aquí lo que tenemos que hacer es animarles a hacer deporte y a divertirse”.

También los hay que apoyan con algunas dudas, como Joaquín, que cree que “se deberían premiar las dos cosas, deportividad y competitividad”, aunque admite que “la deportividad es fundamental, y los padres somos los primeros que debemos dar el ejemplo como afición”. José Raúl Guijarro, padre de David, piensa que “por una parte está bien, porque los niños tienen que aprender a respetar al contrario y hacer juego limpio, pero por otra me parece mal porque los chicos siempre tienen rivalidad y un ansía de superación que los motiva, y así se la estamos quitando”.

EL TALISMÁN
Para conseguir este cambio de mentalidad en todos los que intervienen de una u otra manera en el deporte educativo, es fundamental el papel que juegan los entrenadores, directores técnicos y árbitros en su relación con los niños y niñas. Justamente para fortalecer esta idea, en el último año la Concejalía de Deportes ha realizado una serie de actividades dirigidas a formar a entrenadores en el trabajo con equipos y el fomento del juego limpio. Los propios entrenadores han sido quienes han sugerido poner en marcha la nueva modalidad de clasificación por deportividad.

“Así como los padres y madres tienen un rol fundamental en la educación de sus hijos, los entrenadores y árbitros también son muy influyentes en el desarrollo de conductas deportivas. Por eso les hemos pedido que transmitan a los niños y niñas que jugamos para divertirnos y hacer amigos, y que es muy importante el respecto a sus compañeros y a sus adversarios”, insiste el concejal de Deportes, Raúl Sánchez.

Alberto Nuñez, entrenador de la categoría benjamín de la Escuela Municipal de Fútbol, está convencido de que su labor es muy importante en la educación de los niños. Alberto entrena con los niños dos veces a la semana durante una hora y media, tiempo que dedica fundamentalmente a desarrollar diferentes aspectos del juego. “Hacemos ejercicios para fortalecer el respeto a sus compañeros y el sentimiento de equipo, para hacer bloque y que se comporten como una piña. Y también trabajamos en la coordinación del cuerpo y los fundamentos deportivos. Todo con el balón, claro, porque ellos ven el balón y se vuelven locos”, explica. Alberto cree importante transmitirles tanto el sentido deportivo como competitivo del juego, aunque tiene claro que “no queremos sacar futbolistas de élite sino que ellos se lo pasen bien”. Considera acertada la decisión de premiar la deportividad “porque estábamos viendo demasiada competitividad desde muy pequeños. Se lo toman muy a pecho los padres, los entrenadores y hasta los jugadores”, afirma, aunque muestra sus dudas sobre cómo funcionará el mecanismo para valorar la deportividad. “La valoración depende del criterio de cada árbitro y de los entrenadores, y eso es muy subjetivo”, concluye.

José Luis Acón, director técnico de la Escuela de Fútbol, es un ferviente defensor de la iniciativa. Y aparte de sus convicciones, apela a la historia para explicar su respaldo: “Si durante años y años los niños han estado jugando en los patios de los colegios las habituales pachangas para divertirse, y cinco minutos después nadie se acuerda del resultado. ¿Por qué tiene que ser distinto en las escuelas deportivas?”, se pregunta. José Luis no duda en calificar al deporte como “un talismán, independientemente de la especialidad que se trate”, y defiende que “lo importante es que los niños lo pasen bien y trabajen en conjunto, con unas normas y una disciplina, pero que las aprendan jugando y sin darse cuenta”.

Los otros protagonistas de la apuesta por un deporte educativo son los árbitros. David Escarpa es, a sus 18 años, árbitro de las categorías infantiles. Durante los partidos trata de transmitir a los jugadores que “lo único importante es divertirse y pasársela bien”. Si ve algún roce entre los jugadores o que alguno le hace daño a otro le dice que se pidan perdón y no vuelvan a hacerlo. Como todos los árbitros, suele sentirse un poco solo durante los partidos: “Por lo general, en los partidos de los más pequeños la afición no suele protestar, pero a veces algunos padres se creen que es una competición de máximo nivel. Se olvidan de que lo único que tienen que hacer es animar a sus hijos a que lo pasen bien”, afirma.

Jugadores y jugadoras, padres y madres, árbitros y entrenadores. Son los cuatro protagonistas del deporte. Y en esto de hacer un deporte educativo, están todos en el mismo equipo.


Premio a la deportividad
La clasificación por conductas deportivas reemplaza a partir de este año a la tradicional clasificación por resultados que se utilizaba habitualmente. Este nuevo sistema de puntuación se aplica en todas las ligas municipales no federadas, y a los deportes colectivos de las categorías inferiores a infantil (ésta incluida). En la planilla del partido, el árbitro valora de 1 a 10 las actitudes y conductas asociadas al juego limpio y al juego antideportivo de jugadores, entrenadores y aficiones de los dos equipos; una valoración similar hacen los dos entrenadores. Con esa información se establece la puntuación de cada equipo en la clasificación de deportividad. “No pretendemos acabar con el espíritu de competitividad, sino educar en los valores que siempre han sido fundamentales en el deporte”, aclara el concejal de Deportes, recalcando que el cambio en el sistema de premios busca sensibilizar a los más pequeños.

lunes, 3 de marzo de 2008